Así lee mi padre

Todos los días de lunes a viernes, nº 3 come en casa de los abuelos, mis padres, él la recoge a la salida del colegio, más tarde aparezco para el mejor reencuentro del día, pronto le parecerá un ascazo, el propio de la preadolescencia, que se alegra más aún, pero no lo puede reconocer, iría en contra del sistema, su edad, sus amigas, de la etapa (estoy de las que dicen como si fueran psicólogas entendidas, eso de :_ Es que está en la etapa..._ Hasta el moño!!) Así que hay que aprovechar, que esta niña no da besos, a no ser que se despiste (lo tiene muy controlado) que el tiempo vuela.

Hay veces que me doy una vueltecilla por el despacho de mi padre para ver en qué anda metido, no es que quiera fisgonear, es un señor jubilado muy ocupado, que me dice que tiene muchas cosas que hacer y... , pues... Que a mí no me cabe en la cabeza!! Divide su día en varias fases: No sé en qué orden ni los días que toca, pero entre sus aficiones de jubilado está el club de lectura. Nunca imaginé que él pudiera pertenecer a un grupo así, la gran lectora en casa, de la que todos tenemos la afición, es mi madre. Ahora veréis porqué.

Así lee y ha leído siempre. Tomando apuntes, unos apuntes muy cuidados y ordenados, largos con subapuntes de los apuntes, con letra primorosa, nunca se tuerce en un renglón que no existe nada más que en su cabeza. Cuando era más joven siempre había un libro en cada mesilla, el de mi madre cambiaba muy rápido, el suyo era interminable, como una clase de lengua, yo creo que analiza las palabras  morfologicamente, y decía, después de haber estado trabajando, imagino que con la misma intensidad con la que lee, _ Si es que,... tardo demasiado , olvido los personajes y se me va la trama_ Yo le respondía:_ Elígelos más facilitos con menos personajes..., menos complicados, como si eso fuera fácil para él..._ Da igual Inés, aunque fuera "La Cenicienta" tomaría notas, ya es costumbre... ¡No quiero ni pensar que leyese la original! (No la edulcorada... Es terrorífica) La madrastra, sería malvada, la muy cretina, le cortó los dedos de los pies a su hija mayor para que le cupiese el zapato, y como aún así no estaba satisfecha, le cortó parte del talón... Me río yo de la costumbre china de vendar los pies... Solo que esto último era una tortura cierta y la anterior una historia para niños.

Siempre me eligió él los libros, salvo una vez en la que sigo pensando que quería quedárselo él ( era una antología de canciones y poemas de Carlos Cano)
 Acertó al pleno, no ha habido libro que no me gustara.

 Discrepábamos en todo, pero desde muy pequeña, pasaba demasiadas horas fuera de casa.  Su figura amenazante :_ Cuando venga vuestro padre...solía decir ella  Mi madre siempre estaba ahí, no recuerdo ningún cachete ni insulto ni un "tonta", con autoridad sin ser autoritaria, pero debía ser una encantadora de serpientes, tenía un secador del pelo de estos de peluquería que le resultaba algo incómodo de poner en algún sitio medio alto para estar sentada con sus rulos y redecilla, mientras leía.
Imaginad por un momento a la niña sentada cogiendo
 este armatoste y que su madre no se tuviera que agachar...
¿A quién le endosaba el secador?... Una media hora con ese armatoste de plástico rosa en las manos, que me sudaban, me dolían los brazos, y mis hermanos que eran más mayores y más listos, pues no se dejaban ¿Quién sería tan tonto de prestarse a esa tortura voluntariamente? En fin, mi consuelo es que este tipo de cosas acaban "curtiendo" para la vida. Aquello un día se fue al carajo, por fortuna para mí , para  la nueva era del secador de mano, mis brazos. Con toda la penita de su corazón lo tuvo que tirar porque eso ya ni lo arreglaban, no debía haber ni piezas de sustitución, ... Esos eran algunos de los ratitos en los que ella leía y por las noches, las tardes eran para hacernos vestidos a mi hermana y a mí, cocinar "experimentos sanos" (mi madre fue la primera "healthy" de la historia después de la emperatriz Sisí) todo un honor pero también ser cobaya no me gustaba nada, una suerte cuando hemos empezado a ser mayores que no podemos con la grasa ni vivir sin fruta o verdura.

Me estoy desviando del tema... La lectura.
 Hace poco estuve en la librería, me decidí por unos infantiles muy chulos, que ya conocía, pero los regalé, encargué otros iguales, y no me decidía por una lectura de adultos..., Ahora no tengo todo el tiempo del mundo o no me dejan, aunque me ven con un libro y me respetan más que cuando cojo el teléfono, ahí sí que estoy perdida y me tengo que esconder en el armario para estar medianamente tranquila.

Cuando nacieron nº1 y nº2 que se llevan 20 meses justitos, este tiempo lo tuve que dedicar, como es obvio, a la crianza, o bien, cogía libros juveniles de la biblioteca del colegio para mantener el hábito y aconsejar a los críos, los de adultos, tenían que ser del tipo de los que te puedes desenganchar en un capítulo y volver a coger el hilo en otro porque aunque tenían relación entre uno y otro, si hubieran estado separados no importaba. Así me acompañaron los "Tintos de verano" de Elvira Lindo, que me hicieron reir y me siguen haciendo reir a carcajada limpia, son terapia. Es una recopilación de sus artículos veraniegos de fin de semana, para un periódico de gran tirada nacional, creo que "El País". Es ese tipo de libro al que me refiero, algo para no pensar demasiado intensamente y no meterme en la piel del protagonista, que yo soy muy dada a ello, y mira que me sentía plenamente identificada con la mujer que describía que se supone que es ella misma, no le gusta el campo nada más que para un rato, su marido es un santo (el mío también, no es tan letrado ni le gusta Wagner, no conduce tan despacio, las multas se las ponen por exceso de velocidad... Estoy empezando a pensar que no tienen nada que ver) cree que los albañiles son de otro planeta, se medica para poder soportar el tedio estival en su casa del campo, y eso que intentan tener vidilla social en el pueblo,... y no voy a seguir porque aunque desafortunadamente están descatalogados, hace poco salió uno, que era una recopilación de todos y no os lo voy a reventar, pero sí recomendar.
 Con respecto al que he cogido para leerme ahora, es de lectura fácil, se supone... me he atrevido con una historia de lo que se suele llamar "feedback" y vidas que se entrecruzan, y así me va... que después de medio libro, ya lo estoy entendiendo, porque eso de retroceder en el tiempo y volver, pero que además la escritora repita nombres en el pasado y el futuro, es raro y un tanto difícil. Lo atribuyo a que una parte de la lectura me pilló en una ida y venida a mi cuarto de las niñas, para alguna historieta de las suyas de las de qué me pongo para el día de la fiesta del colegio... Y luego vino Marta a darme un abracito y ya perdí la noción.
Si hubiera tomado notas como hace mi padre esto no hubiera ocurrido, o bien es que la autora pretende que haya esa confusión en el lector... No lo sé. Aquí es cuando quiero mencionar a los grandes olvidados por los lectores. Los traductores.
 Al principio de la historia, hay una serie de descripciones preciosas que continúan hasta donde he leído, y no creo que sea el mejor libro que haya tenido entre manos en estas cuestiones, para eso está "El perfume" que casi me hace vomitar. Se supone que el mérito es del que tiene la idea original, pero una persona que es capaz de transmitir lo mismo en otro idioma...A mí, personalmente, me parece impresionante, si está bien hecho, claro.
 Hay una parte que se me ha quedado muy grabada, no tiene mucho que ver con lo que estoy escribiendo, pero merece la pena mencionarlo. Dice que la belleza en las personas guapas cuando envejecen, les entristece más, porque ven las arrugas y la decrepitud de sus cuerpos que antes habían sido del todo admirados. Les cuesta más aceptar su edad y luchan contra el deterioro progresivo, y que a las feas, que es como se siente una de las protagonistas, les da ocho que ochenta porque siempre han sido feas... Ya lo sabía, pero ha hecho falta que me lea parte de este libro, para recordar esta reflexión. No porque me considere guapa, ni mucho menos! Pero sí me gusta tener un cuerpo cuidado. El deporte es fundamental en mi vida, antes me daba fiebre, ahora, me pongo enferma y me duele todo si no lo hago, psicológicamente me ayuda a mantener una mente regular, porque el resto lo hacen las pastillas y otra parte la escritura. Desde aquí me gustaría reforzar un poco esa figura de los que aparecen, como es el caso de este libro, en páginas interiores y que gracias a ellos y ellas, no sabría por dónde meter mano a una lectura que puede merecer la pena.

¡¡Traductores , felicidades por vuestro trabajo!!


De mayor me gustaría ser tan meticulosa, en este aspecto como mi padre, tomar notas de las citas que más me gusten o que sean relevantes en la historia, pero creo que he salido más a mi madre y no será así, pero ójala no pierda el placer de leer un libro y mis ojitos me lo permitan. Para mis padres y sus lecturas la vida!!

¿Lograré acabarlo?
 Eso espero.

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