El pollito (parte I).

Por fin tengo el ordenador en mis manos... Creía que no iba a poder tocarlo nunca más! Es que aquí, las mozas absorben hasta el tuétano, y si pueden te usurpan el aparato en cuanto te das la vuelta, pues ni que fuera el único de la casa. Ellas piensan que sí, pero el otro es más lentorro, también yo lo podía haber cogido, las cosas como son, pero Junior lo tiene bajo guardia y custodia. Bueno, pasemos a lo que me trae hoy por aquí.

Después de otra semana de males misteriosos, afortunadamente muy soportables, pero no puedo hacer pilates, que es lo que más me fastidia, ahora que este martes voy, si me revienta la cabeza, que lo haga en buena forma física. No contenta con eso,  el martes de la semana anterior, se presentó maridín con una caja un tanto sospechosa, ya sabía que una joya no era... _ Nada, que ha venido un hombrecito con esto, para darme las gracias por haber pasado el rodillo al camino, y lo he tenido que coger..._ Con cara de resignado. Abro la cajita que ya había algo que se movía... ¡Un pollito!! Era precioso, pero no puedo tener uno en casa o eso creía, viene corriendo nº 3 
_ ¡¡Papá, papi, papito!! ¡Un pollitoooooo! Y se mueveeee!!
A partir de ahí, no hubo retorno, ni cortarle el pescuezo, que no entraba dentro de los planes así, más rápidos, ni llevarlo a casa de los abuelos, que por lo menos tienen más espacio, y estas cosas les gustan. 

Mi padre estuvo alimentando, desoyendo los consejos de mi madre, a un gato que se les colaba por el patio delantero. Hasta que un día, no sabemos como, el gato Macgyver (lo he buscado en intenet, decir Macguiver, es fácil, pero escribirlo, no) abrió una olla express, que mi madre había dejado en un escalón para enfriar, y se comió el lomo mechado que había dentro. El animalito, tuvo el detalle de dejar un trozo, pero ya no hubo nada que hacer. Los gritos de mi madre los debieron oir en Filipinas, y mi padre dejó de lado al hábil gato. Y yo que tengo que llamar a maridín para esos menesteres que , a veces, se resiste... ¡Seré paquete! 

Pues nada, la niña encantadísima con el pollo, la verdad es que era precioso, luego explico lo del "era", como de una postal, tan regordete, amarillito, tan sanito, como que hasta casi le cojo cariño... La niña más encantada y entretenida no podía estar. Ponía a Rita, nuestra coneja, y al pollo a actuar y hablar juntos, ella les ponía voz, porque la coneja bufaba que no veas, y el pollo a saltitos intentando huir, pero ella, nada, intentando hacer amigos. 

El miércoles llamamos a las hermanas al cole, la novedad del pollo era tan tremenda para nº 3, que hasta se puso al teléfono_ Inés, Inés! Tenemos un pollito!
_ Ah sí? Que bien Martita! ¿Estás contenta? y ¿Dónde está?
_ Sí, me encanta, está en tu cuarto.
_ ¡Cómooooo! ¡Saca eso ahora mismo de ahiiiiíiiiií!
_ Si no hace nada, no suelta plumas ni esas cosas, sólo hace caca.
_ ¡Saca esa asquerosidad de mi cuartoooo! 
_ Mamá ha dicho que en la cocina no piensa tenerlo, y en la terraza tampoco puede estar, no te preocupes que yo te lo vigilo, estoy siempre con él.
_ Dile a mamá que se ponga.
Yo que estaba oyendo la conversación, le hacía señas de que no estaba, que me había ido...
_ Espera que está espantando una polilla o un mosquito, porque está haciendo cosas muy raras con los brazos y las manos. Mamá que te pongas, te llama Inés.
Aún es pequeña y no pilla eso de que no me quiero poner al aparato...Bueno, lo que vino después ya me lo imaginaba, improperios  de todo tipo, hasta se le ocurrió que hiciéramos pollo frito! Qué insensible, de verdad. Bien, resultado, empate, había ganado ella, pero como no estaba, pues me aparté el teléfono para que no me rompiera el tímpano, dejé que se desahogara un rato, pero le dije que fuera prudente y no me hablara mal, de vez en cuando, le decía_ Si tienes toda la razón hija... y Hala! _ Dile a tu hermana que se ponga que quiero hablar con ella.
_ No está, se ha ido. Adiós. 
Ni un melindroso "te quiero", ná de ná...
Visto lo visto, le dije a maridín que le buscase casa de acojida al pollo, que tenía que desaparecer antes de que llegaran las niñas el viernes. Todo un drama para la pequeña, pero la vida es dura y estas cosas curten para la posteridad. Y la historia sigue... "To be continued"

Uno más, al parque con él. 

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