Despedidas, que no lo son.

Esta es la historia de lo que pasó con la señora, madre, abuela, amiga de sus amigas, médico, mala-paciente, empresaria..., tras salir de su cuerpo ya maltrecho.

_ Uffff! Qué ahogo! Mártir bendita!_ Mirando a su alrededor_
Parece que ya respiro... Se está cojonudo... Me voy a fumar un cigarrito
Se echó las manos a los bolsillos pero no encontró nada, no había bolsillos donde buscar. Se percata de que aún sigue en la habitación.
_ ¡Coñoo! Pues para ser jueves, ninguno de estos levanta el país...
Madrecita, qué lástimita, cómo está la paciente! _ Sin reconocerse_ Ya la podían haber peinado un poquito en su último suspiro... Pero, pero... ¡Martaaaa!¿Piiiii?!! Ay Dios Santo! Si están ¡¡Gonzalo y Guille!! Samuel hijo... Charito corazón. ¿Soy yo?¿Me acabo de morir? ¡Asíííí! Si me lo cuentan no me lo creo...
¡¡Mis niños!! Manola... 
Estoy de pila máster, tranquilos, ya habéis pasado por esto, es lo mejor que me podía pasar, antes de estar enganchada a una bombona de oxígeno, no sé si me oíreis, pero prefiero morirme de una cagalera, no es muy digno, pero es así... Ya fui bastante digna en vida.
Siente unos toquecitos en la espalda y alguien la llama por su nombre _ Pepa, vamos sube, nos tenemos que ir ya.
_ ¿Lola? Una cara conocida ¿Qué haces tú aquí? ¿También estás...?
_ Sí, consuegra. Las dos el mismo día, Dios lo ha querido así.
Mientras suben a una cápsula gigante. _ Vamos sube, nos están esperando.
_ Pero no, todavía no he protestado, no me he peleado con mis hijas hoy, no le he dado un beso a Gonzalo, encima que vienen a verme desde tan lejos... Mis boquerones! ¿Ya no los voy a ver más? ...Dime Lola...
_ Pepa, me da a mí, que ahora los vas a ver mucho más...Nos toca descansar y cuidar de ellos de otra manera.
_ ¿También a Miguel Ríos?
_ Eres un caso... También a él, en primera fila de concierto. Vamos.

Desconcertada pero por fin libre de todo, sigue a Lola.

Abajo, en la habitación, todo se ha parado. Tristeza, desconsuelo, pena de la grande por esa hermana, amiga-prima, madre. Un vacío extraño. ¿Alivio? Me da vergüenza reconocerlo. Esta vez no era una más. Un retiro de unos días en el hospital. Esta vez era tu día. Nos acompañarás siempre y si no, nos estarás esperando, seguiremos descojonándonos, hablando, bailando como si no hubiera un mañana y ya no nos preocupará la cadera, ni perderemos el tiempo y si lo perdemos da igual, porque ya tendremos todo el del mundo.

Por muchos más juntas. Pero no te pases que acabo agotá.